
Ese de la foto era mi nono, o sea mi abuelo, y el chico en sus brazos soy yo. Le debía algo a mi nono, esto no es suficiente, lo se, pero se lo debía. Era una gran persona, con una fuerza de voluntad increíble, un espíritu enorme. Si bien en los últimos tiempos su estado físico había decaído demasiado él siempre se mostraba lo mejor que podía. De él aprendí tanto, en todos los sentidos. Aprendí a ser una buena persona, a no bajar los brazos, a ser fuerte, a no quejarme. Aprendí a trabajar con mis manos. A ser útil. Recuerdo tantas cosas en tantos momentos de mi vida con el. Y recuerdo algo que me marcó a fuego mi camino. En su última noche cuando se estaba quedando sin aire yo me acerqué, puse mi mano en su hombro para tranquilizarlo, el cargó su mano sobre mi brazo y mi miró a los ojos, en ese momento se tranquilizó un poco. Recuerdo esa mirada que me perseguía, porque en ella vi su fe en mi, en lo que me estaba convirtiendo y yo no sabía si podía estar a la altura de esa espectativa. Nonito, no se si lo estoy, no se si soy el hombre que esperabas que fuera, pero espero haberme acercado bastante. Estoy trabajando de lo que me gusta, tengo una novia increíble que amo con locura, quiero muchísimo a mi familia. Estoy por primera vez en muchos años tranquilo. Se que estás protegiéndome porque siempre siento tu presencia, se que nos protegés a todos, a mi, a mi familia. Gracias nono por todo, donde quiera que estés.
A un gran hombre, a una gran persona, hasta pronto, nunca adiós.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario